Abogado. Hizo carrera fiscal y trabajó por casi 20 años en la institución. Llegó a ser jefe de la Fiscalía Especial contra la Impunidad (Feci), que fue la contraparte de la Cicig durante 13 años.

Bajo su coordinación se inició la persecución penal de dos presidentes y una vicepresidenta (Otto Pérez Molina, Jimmy Morales y Roxana Baldetti) y se desvelaron grandes casos de corrupción que involucraron a empresarios, diputados, contratistas del Estado, abogados, entre otros.

Fue destituido mientras daba seguimiento a una denuncia contra el presidente Alejandro Giammattei. Suma seis órdenes de detención en su contra.

Está exiliado desde 2021. Cuenta con asilo político en Estados Unidos.

Desde que salió al exilio ha sido contundente con sus críticas y cuestionamientos a la gestión de la fiscal general, Consuelo Porras y Rafael Curruchiche, quien fue nombrado para sustituirlo como jefe de la Feci. En varias ocasiones ha señalado que no le permiten defenderse de los cargos. Dos de sus abogadas fueron capturadas, una de ellas tuvo que enfrentar cargos por las comunicaciones y coordinaciones que tenía con Sandoval a través de un canal mensajería electrónica. Fue uno de los fiscales de Feci más denunciados debido a las inconformidades por su labor.